He
pasado una buena noche, he dormido casi ocho horas del tirón. No he tenido
sueños que me inquietaran, el gato no me
ha tocado los huevos, la vejiga no ha querido descargarse, mi mujer no ha roncando. Ha sido una noche
plácida.
Estoy en la terraza tomándome un café y
fumando, el bullicio de la gente pasando
por debajo de casa no me molesta, la vida ha vuelto. Gente, ruido, gritos
alegres, carcajadas … NO ME IMPORTA ,
parece como si estos dos últimos meses hubieran sido un mal sueño. No pienso rayarme
con las actuaciones de los demás, pese a que me importe una mierda esta
sociedad se que formo parte de este circo, ¿sabéis? NO ME IMPORTA. Por muy
antisistema que uno pretenda ser siempre se pasa por el
aro, la única diferencia es que yo estoy resignado como el cordero dirigiéndose al matadero. NO ME IMPORTA el qué ni el cuándo, sé con total certeza que todo se irá a la mierda, más temprano que tarde. Mientras escribo estos párrafos la sonrisa liberadora dibuja mi rostro.
aro, la única diferencia es que yo estoy resignado como el cordero dirigiéndose al matadero. NO ME IMPORTA el qué ni el cuándo, sé con total certeza que todo se irá a la mierda, más temprano que tarde. Mientras escribo estos párrafos la sonrisa liberadora dibuja mi rostro.
Aquí
en mi terraza, fumando y bebiendo, podría ser tan buen momento como otro para
que todo reventara de una puta vez, no soy de los que postergan lo inevitable. Sería
casi hermoso que un meteorito cayera mientras cierro estas crónicas, entre calada
y calada ¡pum! A tomar por culo. El pataleo y el inconformismo arrancados de
raíz, así, sin anestesia.
Viendo cómo se comporta la masa, me importa una mierda la extinción de la especie,
lo importante y lo que me mantiene en paz es la regeneración de la
tierra. No creáis que esta es una
crónica pesimista, todo lo contrario, si algo han demostrado estos meses de
pandemia y confinamiento es que la biosfera se regenera a una velocidad pasmosa.
Animales apareciendo en sitios como mínimo curiosos, los cielos limpios de
contaminación o los ríos claros y depurados, es la prueba incuestionable de que
sobramos, como mínimo, tres generaciones enteras.
Mientras espero este reinicio me prendo
otro pitillo. ¡Hasta luego, hijos de puta!