sábado, 2 de mayo de 2020

Día 48. Día Internacional de que os den por el culo.

Día 48, a 1 de mayo de 2020

Realmente estoy a día 2 por la mañana, acabo de hacerme un café y ver por la ventana que sigue habiendo demasiada gente viva ahí fuera. Lo sé, soy un puto farsante, incluso puede que todo lo que he escrito estos últimos 48 días no sean más que mentiras; pero eso le da igual a todos, la gente necesita mentiras, selecciona la que más le gusta y se la mete para el cuerpo en forma de supositorio.
   Llevaba por lo menos 6 meses sin fumar hierba, ni siquiera durante esta ridícula cuarentena; pero ya he decidido que esto no podía seguir así, necesitaba poder dormir más de ocho horas seguidas y olvidar durante un rato el dolor de espalda. La drogas son tus amigas, camarada, con ellas no resulta tan terrible ni el panorama actual ni el de hace un par de meses, que era otra mierda gordísima y hedionda, aunque diferente. Poco a poco nos vamos descomponiendo todos en basura blanca y ya no sé cómo cojones continuaba esto, porque no dejan de interrumpirme.
   El 1 de mayo se supone que es el Día Internacional de los Trabajadores, aunque a día de hoy se le podría llamar el Día Internacional de los Putos Pusilánimes de Mierda; con los sindicatos de mayor seguimiento comprados por el gobierno y los que no están untados luchando por causas menores, es como si Heracles se hubiese ido a pescar truchas porque la Hidra le estaba grande. ¿Por qué causa merece la pena luchar? ¿Con qué resultado? A lo largo de las revoluciones, la masa ha derramado su sangre para acabar con unos tiranos y aupando a otros; la gente está desengañada y eso les ha vuelto a todos más egoístas y mezquinos que nunca. Napoleón pasó de ser un hijo de la Revolución Francesa a autocoronarse emperador, otorgarse poderes absolutos y dar títulos nobiliarios a familiares y amigos; Lenin utilizó a los marineros de Kronstadt durante la Revolución Rusa y la Guerra Civil, implementó la Dictadura del Proletariado y aplastó a los marineros cuando se rebelaron pidiendo el poder para los soviets, como prometió su líder y Hitler incluso fue propuesto para premio Nobel de la Paz. El clima político recuerda al del Período de Entreguerras ahora mismo; personas sin fe en el sistema actual y al borde de la quiebra económica y moral, sin embargo nadie tiene ninguna intención de luchar por nada. Se ha avivado tanto el individualismo en las última décadas, que el hecho de pensar en la masa social reivindicando mejoras resulta impensable. La apatía y el conformismo se han instalado en la mente colectiva para quedarse, diría que es fruto del desengaño por el resultado de las revoluciones anteriores pero no es así; es el miedo a mancharse las manos y poner en riesgo la miseria que han sido capaz de acumular, sobre todo deudas. Nadie quiere perder sus deudas, resulta irónico pero es así, la gente es imbécil y está perdida y endeudada desde antes de nacer.