domingo, 3 de mayo de 2020

Día 49. Monopoly

Día 49, a 2 de mayo de 2020

Hoy se ha permitido que la gente salga a la calle a darse un paseo o hacer deporte. He quedado con Ioana y hemos estado un par de horas andando por la ciudad, ha hecho un tiempo de puta madre y debo decir que eso de que los niños tengan una franja horaria diferente para salir a la calle me entusiasma; lo aclaro, odio a los putos críos y tener las calles sin ellos es toda una experiencia.
   Se habla mucho de la vuelta a la normalidad, se lleva hablando de la vuelta a la normalidad desde que se declaró el estado de alarma; se ha planificado lo que han llamado una «desescalada» mientras la gente sigue muriendo. Las personas de a pie solo somos unas diminutas en infravaloradas piezas en el gran tablero de la economía, realmente da igual que caigamos a millares; lo importante es que labolsa no se desplome, la producción, los mercados, siempre los mercados. Hemos transformado este mundo en un tablero de Monopoly de dimensiones colosales, donde unos pocos jugadores compran, venden y se pueden arrancar la cabeza unos a otros por unos pedacitos de papel con números impresos. La diferencia con el Monopoly está en que la violencia no se práctica entre los jugadores, se lleva a cabo a través de terceros, nosotros. Cuando hay una guerra, la gente de a pie es la carne de cañón; cuando hay una quiebra económica, es el populacho quien debe hacer sacrificios y pasar miserias para salvar la situación. A nivel personal, estoy completamente hastiado de ser un elemento sacrificable; me doy el suficiente valor a mí mismo y a las personas a las que quiero como para ser consciente de que no es ético ser solo carnaza. Me importa una mierda la bandera de mi país, me gusta tan poco como su cultura y tradiciones; no me importa en absoluto que algún ricachón gane menos de lo que tenía estimado este año y, por supuesto, me importa una puta mierda la opinión de esos amantes del orden y la ley a cualquier precio.
   Pasará esta pandemia, como han pasado todas a lo largo de la historia; la gente volverá a sus gilipolleces y la humanidad se volverá a preparar tarde y mal para la próxima desgracia. Los poderes fácticos siempre han sacado y sacarán tajada de los grandes cataclismos; lo que tu pierdes, otro lo gana, eso nunca cambia. En el Monopoly hay una cantidad de dinero, lo único que hace es cambiar de manos.